La balsa de Caronte

La balsa de Caronte
José Benlliure. La barca de Caronte (1919). Valencia, Museo de Bellas Artes

martes, 26 de noviembre de 2013

Entre mis suspiros te sueño


El tiempo se consume, como el fuego al bosque, haciéndolo arder hasta que solo quedan cenizas, como el viento que seca las lágrimas en esas largas caminatas nocturnas, como la soledad que amenaza  con terminar con nuestras esperanzas y sueños. Muchas han sido las lunas que he mirado hasta quedarme dormido, muchas más las estrellas que he contado en el cielo, pero el día en que me enamore de ti, me sentí indefenso y desnudo, asombrado y temeroso. Mi piel, como el místico lagarto  que repta sobre la maleza, se transformó de una harapienta figura decorada de oxidadas máscaras, en una platina armadura de cristal digna del fiero guardián.
 Por eso 2 horas se diluyen en 120 minutos y éstos gotean despacito 7200 veces frente a nosotros, sin siquiera poder algo al respecto. La historia la conoces de pies a cabeza, de atrás hacia delante y viceversa. La he contado más de un millón de veces, conocemos cada situación, cada reacción, cada dialogo de este mítico relato; pero al final me doy cuenta que naufrago, intoxicado entre laberinticos caminos que transforman, esa nuestra historia, en un violento caudal carmesí de emociones y recuerdos, causa y efecto de este nuestro presente.

Las palabras no me sirven ahora, las escribo una y otra vez y más me confunden. Me hacen sentir incomodo e impotente. Por eso guardo silencio y te miro profundamente, por eso sonrió mientras mis ojos se humedecen.  Por eso mis manos, que ahora son tuyas,  se han trasformado en plumilla y tu piel en lienzo en donde cuento nuestras historias. Por eso, amor mío, si pones atención  te darás cuenta que mis caricias son versos escondidos en el silencio, mis miradas llenas de lágrimas son letanías que resguardan y embelesan nuestro caminar sobre este mundo.