La balsa de Caronte

La balsa de Caronte
José Benlliure. La barca de Caronte (1919). Valencia, Museo de Bellas Artes

miércoles, 5 de junio de 2013

Mundo Silenciado



Mi cuerpo se adormece lenta y suavemente
Mi voz arrastrada y torpe denuncia el letargo vespertino
Mientras etéreas campanas llenas de silencio
 Enmudecen este mundo de fantasía,
sujetándolo, abrazándolo, rasgándolo.
Mis ojos se inundan de tiempo y cansancio
Y yo muerto en vida… viviendo en la muerte. 

Espectáculo en el metro


El timbre ensordecedor, molesto e irritante anuncia el cierre  de las puertas del metro. Entonces sin aviso ni presentación alguna, la música a todo volumen inicia, pasando de una canción a otra cada cinco segundos. Música que nace en las espaldas de una serie de personajes que portan abultadas mochilas llenas de bocinas que ahogan el silencio dentro de los vagones, sus bolsas de plástico negras llenas de mercancía, dispuestos a compartirla por una moneda de 10 pesos. Estos prácticos comerciantes suben a los vagones en cada una de las estaciones del metro,  tratando de vender algún artículo, ya sea discos de música, libros de recetas para bajar de peso o algún tipo de golosina. Pero más allá de los diversos artículos que se pueden encontrar a lo largo de un día de viaje en el metro, existe el espectáculo que no espera miradas ni aplausos, representado por músicos, indigentes, discapacitados y aquellos faquires que guardan el recuerdo de la gloría del espectáculo diario en cada una de sus cicatrices en su cuerpo. Espectáculo ambulante para los siempre diferentes e indiferentes espectadores que yacen dentro de los vagones. Drama fugas que no deja ser significativo, emblema de los rincones de nuestras calles, de nuestro metro.