Mi cuerpo se adormece lenta y suavemente
Mi voz arrastrada y torpe denuncia el letargo vespertino
Mientras etéreas campanas llenas de silencio
Enmudecen este mundo
de fantasía,
sujetándolo, abrazándolo, rasgándolo.
Mis ojos se inundan de tiempo y cansancio
Y yo, muerto en vida, termino viviendo en la muerte.