El gentil y frágil aleteo
de esas alas blancas
Va marcando el
azaroso camino
Con un etéreo aroma sepulcral
De aquel par de mariposas
Que juegan a seducirse
en medio del campo santo
Entre petrificados recuerdos
de vidas pasadas.
Postrándose por tan
solo unos segundos
Sobre esas rosas ya
marchitas,
Expresión del
silencioso amor
Que nace de esa lagrima
Del viejo que guarda
silencio las tardes enteras
Mirando el horizonte
Recordando segundo a
segundo
El tiempo que paso
con ella
Escuchando en su
mente aquella melodía
Con la cual se
ayudaba para decirle… ¡te quiero!
Reviviendo ese baile
En medio de la solitaria noche de octubre,
Bajo esa luna platina
y el romántico cantar
De los insectos
nocturnos
Que permanecían como incógnitos espectadores
En medio de las sombras.
Una lágrima más resbala,
A través de
ese rostro marcado por el tiempo
El viejo permanece
quieto hasta que ésta se colapsa
Entre el terciopelo
de los pétalos de aquella rosa roja.
Mientras las
mariposas se alejan entre las piedras
Dejando ese dulce
aroma lleno de recuerdos del tiempo
El viejo se levanta
para iniciar su lenta marcha de vuelta a casa
Mientras coloca sus
manos dentro de las bolsas del pantalón
Postra su mirada
cristalizada por sobre aquellas letras
Que algún día le
pertenecieron
A aquella que un día
le dijo…te amo
Comienza a silbar esa
triste melodía
Mientras se pierde
lentamente entre el horizonte
Casi nocturno de esta
gran ciudad de México.