La balsa de Caronte

La balsa de Caronte
José Benlliure. La barca de Caronte (1919). Valencia, Museo de Bellas Artes

lunes, 29 de agosto de 2011

Insomnio


Tranquilamente la noche avanza, al igual que el peso de los parpados que nublan mi vista. La imposibilidad de conciliar el sueño se debe a los pensamientos que caen retumbando en mi cerebro, cual brutales martillazos secos y monótonos. Casi tres cigarros se han consumido, mi garganta lo atestigua. Intente cerrar los ojos y obtener así el sueño que busco, que físicamente necesito, pero no pude conseguirlo más que un par de segundos. La soledad y el silencio, con el paso de los minutos comienzan a provocar una desesperación que me conducirán a una inevitable angustia y dolor. Vuelvo a tomar la pluma y a escribir esta sensación casi olvidada. No trato, tras los continuos fracasos, de conseguir ganar el sueño, sino tan solo distraer mi mente, olvidarme aunque sea por un instante de esos pesados golpes en mi cabeza, alejarme de estos etéreos bullicios que nacen sin cesar en mi mente, tal como en una maquina que jamás duerme, que jamás muere. Fumare el ultimo cigarro de la caja, espero silenciar mi pensamiento, quizás logre que algunos cuantos recuerdos escapen de entre mis dientes junto a ese humo que se aleja hasta desvanecerse lentamente.

Poder descansar de esta tristeza que tanto me demanda, se vuelve en estos días, un ejercicio cada vez más cotidiano, pero no por ello mas eficaz. Por lo pronto el único consuelo aunque banal, pero el más cercano, y al cual me aferro como una bestia a su presa, es el hecho de que esto no permanecerá por siempre.

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