Rompiendo con el silencio que el mundo y nosotros imponemos, intentando por medio de debiles susurros externalizar el sin sentido, lo irreal y la contradicción que nos constituye
La balsa de Caronte
miércoles, 28 de diciembre de 2011
Mariposas en el campo santo
lunes, 29 de agosto de 2011
Insomnio
Tranquilamente la noche avanza, al igual que el peso de los parpados que nublan mi vista. La imposibilidad de conciliar el sueño se debe a los pensamientos que caen retumbando en mi cerebro, cual brutales martillazos secos y monótonos. Casi tres cigarros se han consumido, mi garganta lo atestigua. Intente cerrar los ojos y obtener así el sueño que busco, que físicamente necesito, pero no pude conseguirlo más que un par de segundos. La soledad y el silencio, con el paso de los minutos comienzan a provocar una desesperación que me conducirán a una inevitable angustia y dolor. Vuelvo a tomar la pluma y a escribir esta sensación casi olvidada. No trato, tras los continuos fracasos, de conseguir ganar el sueño, sino tan solo distraer mi mente, olvidarme aunque sea por un instante de esos pesados golpes en mi cabeza, alejarme de estos etéreos bullicios que nacen sin cesar en mi mente, tal como en una maquina que jamás duerme, que jamás muere. Fumare el ultimo cigarro de la caja, espero silenciar mi pensamiento, quizás logre que algunos cuantos recuerdos escapen de entre mis dientes junto a ese humo que se aleja hasta desvanecerse lentamente.
Poder descansar de esta tristeza que tanto me demanda, se vuelve en estos días, un ejercicio cada vez más cotidiano, pero no por ello mas eficaz. Por lo pronto el único consuelo aunque banal, pero el más cercano, y al cual me aferro como una bestia a su presa, es el hecho de que esto no permanecerá por siempre.
miércoles, 20 de julio de 2011
A través de la ventana
La luz, el mundo, la vida se mueve...incesantemente, vertiginosamente, desenfrenadamente....muriendose a cada rato, transformanse, resignificandose. A nuestras espaldas el cementerio y ese romántico mito de aquellos gigantes de grandes azañas. Desnudo, es decir vulnerable, ante el mundo caminando, a veces corriendo hasta que las piernas flaquean y terminan por vencerse, y muchas otras arrastrándome, sin tener la mínima ídea de saber a donde voy o si realmente lo que quiero es llegar. La presencia de una sonrisa se vuelve inevitable, soñada...inmaculada. El deseo de extender mis brazos y dejar que el mundo me arrastre por azarosos caminos llenos de experiencia, de vida, de muerte; me lleve o me devuelva, cabalgando o volando, o simplemente aparaciendo de repente, entre luces y sombras, en entre una multitud llena de sueños, trasformadores, revolucionarios. Todo este mal formado discurso pasó en tan sólo un segundo, en tan sólo una vida, através de lo que miro por la ventana. Es hora, sin avisar siquiera, de abrir-atravesar la puerta, de crear poemas que vaguen libremente a través del viento, lentamente, silenciosamente...eternamente.