La balsa de Caronte

La balsa de Caronte
José Benlliure. La barca de Caronte (1919). Valencia, Museo de Bellas Artes

sábado, 19 de junio de 2010

El murmullo de la ausencia


¿Cómo saber que piensas?
¿Cómo saber que sientes?
Dulce mujer de piedra,
dulce piedra estilizada.

Heme aquí una noche más,
entonando las melancólicas notas
de esa melodía que jamás escuchas,
precipitándome en un inevitable llanto
que corrompe mi viejo y decadente cuerpo.

Cada noche mis lágrimas abrazan mis ojos,
y tú siempre indiferente y ausente.
¿Por qué dulce piedra?
Por qué sigues fingiendo tu muerte,
si puedes venir conmigo
y recrear aquellas danzas muertas que algún día
fueron parte de le memoria de los hombres,
y ahora solo habitan
en el murmullo de la ausencia.

Y la noche avanza,
provocando que el débil movimiento de la luna
dibuje tu silueta en la tierra,
esa sombra inanimada
que de pronto parece acercarse a mi,
en lo que parece un fallido intento
de sostener mis lagrimas,
de silenciar mi llanto,
de llenar mi ausencia.

Tu sombra es mi único refugio
dulce mujer sin sentimientos,
el único lugar de cobijo y consuelo
en donde se haya ese ultimo rastro de tu existencia.

Pero no son más que ilusiones
impulsadas por mis deseos imposibles,
sueños rotos y promesas olvidadas.
Entonces, sin impedir que la cordura me abandone,
me invaden imágenes de la vida pasada,
esa vida perdida.
Destrozándome, consumiéndome

La melodía termina…
y con ella mi existencia,
el amanecer me alcanza,
desvaneciendo lentamente
lo que ahora parece ser mi forma etérea.

Y estaré aqui,
tocando esa melodía que jamás escuchas,
que mis lagrimas reinventan
durante su paseo
en cada una de sus melancólicas notas.

Pero seguiré aquí a tu lado
esperando que en algún momento
te decidas a acompañarme
y mirar como el amanecer
transforma nuestra existencia
en un vago recuerdo.

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